Este libro muestra con gran lucidez que sólo un trabajo lleno de sentido puede ser suelo para que prospere la fiesta. Por "trabajo lleno de sentido" entiende el autor el trabajo que es a la vez felicidad y fatiga, alegría y consumo de energía vital. "Quizá ambas cosas, trabajar y celebrar una fiesta, viven de la misma raíz, de manera que si la una se apaga, la otra se seca".
La fiesta es: “celebrar
por un motivo especial y de un modo no cotidiano la afirmación del mundo”.
La
fiesta tiene muchos elementos, organización, alegría, liturgia, pero no se han
de confundir con lo esencial de ella. Esta necesidad de afirma el mundo, la
creación, en cuanto que don, y distinguida de lo ordinario, permite ver en la
fiesta lo contrario del nihilismo.
Sólo
las sociedades pueden vivir lo festivo si se encuentran alejadas de una cultura
nihilista que fácilmente falsifica la fiesta. Por eso, y el tema no es baladí,
el mundo actual –intentará demostrar Pieper– se aleja de la fiesta y la
sustituye con sucedáneos.
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